La administración educativa debe optimizar los procesos, por
elevar su calidad de gestión y satisfacer las necesidades y expectativas de la
comunidad educativa.
De esta manera se establece la necesidad de conocer la calidad que presta el servicio educativo, con énfasis en el ámbito de la administración educativa. La calidad requiere un juicio valorativo que viene dado por la evaluación.
De esta manera se establece la necesidad de conocer la calidad que presta el servicio educativo, con énfasis en el ámbito de la administración educativa. La calidad requiere un juicio valorativo que viene dado por la evaluación.
La construcción de una sociedad en el conocimiento tiene como eje
central la educación. Frente al proceso de la globalización actual, tanto por
considerar nuevos paradigmas educativos, como por las tecnologías de la
información y la comunicación que mejor apoyen los procesos que se llevan a
cabo en las instituciones y, la transformación y acceso de conocimiento.
Con la misma importancia deben incluirse en la formación de
profesores aquellas competencias no solamente de índole académico si no también
competencias administrativas, gerenciales, valores y éticas para que la
educación sea de calidad. Esto menciona, Cebrian (1999), "Hoy, la calidad
del producto educativo radica más en la formación permanente e inicial del
profesorado que en la sola adquisición y actualización de
infraestructuras". Sostiene además, que el gran reto de la innovación
tecnológica en los centros educativos consiste, en un cambio de mentalidad en
el profesorado y en su práctica docente. Dentro de esta misma tendencia,
Hernández (2009) señala que: Los cambios pedagógicos contemporáneos apuntan a
la formación no sólo de competencias científicas y técnicas sino también de
competencias sociales requeridas para asumir cambios materiales y culturales
radicales. Ello exige del docente una gran responsabilidad y una gran
flexibilidad, su compromiso con un proceso continúo de actualización y la
disposición permanente a aprender y construir conocimiento sobre su propia
práctica. Esta exigencia nos lleva no sólo a la valoración del trabajo y de su
producto, sino al reconocimiento del otro. Se trata de desarrollar competencias
no sólo académicas sino también éticas en los participantes (educandos)
Por otra parte, la calidad de la educación se puede expresar como
las características o rasgos de los insumos, procesos, resultados y productos
educativos que singularizan esa calidad y la hacen distinguirse. Sin embargo,
en esa aparente neutralidad del concepto, se reconoce la responsabilidad y el
compromiso con la búsqueda sistemática y continua de la excelencia, implícito
dentro del propósito de la educación. Por todo ello, debe constituirse en el
norte de una reforma educativa y el dictamen para quienes tienen la misión de
conducir eficientemente una institución educativa donde se refleje la
orientación al logro con alcances significativos en la administración
educativa.
Incorporar estas tendencias en la administración educativa de las
instituciones escolares será uno de los grandes compromisos que se deben asumir
por parte del Estado y una tarea que tenemos que asumir los docentes en los
inicios de este nuevo siglo, si se pretende elevar la calidad de la educación.
De esta manera tendremos un país con un alto crecimiento económico,
instituciones fortalecidas y un incremento del capital humano y social.
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